domingo, 26 de junio de 2011

Tres horas esperando para poder entrar a mi casa y mucha ansiedad en el proceso de resolver como abrir la puerta de entrada.

Cuando logré cruzar mi portal, la inercia me llevó a mi terraza para encontrar esa calma que estaba necesitando,,, sabía que mirando al cielo lo podría conseguir.


Y así fué ... improvisé una cama con un edredón, me tendí en ella y la nobleza de este domingo por la noche me permitió gozar de un silencio bastante aceptable considerando que estoy en la ciudad.

Mi primera armonía con el cosmos la recuerdo desde que era una niña cuando pasaba algunos días en las vacaciones de verano en casa de mis abuelos,,,  solía dormirme al aire libre, a campo abierto sobre un catre. Hace un rato reviví esta sensaciòn, se me erizó la piel, las yemas de mis dedos muy sensibles, un cosquilleo en mi ombligo ,,, siempre que me sucede me siento como en mi estado más puro, conectada, en mi mejor sintonía,,, ésta experiencia es como un recordatorio de mi naturaleza, de que mi mirada es la correcta.

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