jueves, 23 de junio de 2011

Las personas evolucionamos porque al saturarnos de sufrimiento encontramos la luz necesaria para cambiar y cuando lo hacemos comprendemos la inutilidad de nuestras anteriores circunstancias, libramos una limitación que nosotros mismos nos hemos impuesto.

La ignorancia y la inexperiencia nos producen procesos encontrados que nos enfrentan en nuestro entorno para producir experiencias de comprensión y de aprendizaje, es lo que muchas veces llamamos destino, lo que tenemos que vivir para aprender y comprender. Creo que el destino organiza las circunstancias, lugar y relaciones en que se producen nuestras experiencias de comprensión. 

Todo lo que es difícil,,, lo que causa sufrimiento y contradicción es lo que se trae como destino para aprender y evolucionar. Cuando nos saturamos de esos malestares espituales aceptamos cosas que antes, por nuestras creencias considerabamos inaceptables y no nos permitían encontrar la paz interior y transmutar.

Los dogmas nos producen una cárcel para el espíritu. Las experiencias de agresión e incomprensión sólo traen consigo eventos cada vez más fuertes y difíciles de enfrentar, alimentando bajos niveles de energía que nos llevan a la depresión.  La diferencia sucede cuando estas experiencias las procesamos para aprender a no caer nuevamente en estos vicios que nos frenan el crecimiento espiritual. Es natural que la sensación de bienestar se rompa eventualmente porque somos vulnerables, pero hay que estar dispuestos a que sean episodios transitorios, no estacionarnos en ellos.

 La aceptación de las situaciones fáciles o difíciles como oportunidades de aprendizaje de las que sólo puede resultar un beneficio personal, nos trae la independencia interior y la armonía. 

Tal vez lo que estoy escribiendo parezca bastante lógico porque son leyes naturales que eventualmente recordamos, pero siendo honestos, no hemos ejercitado lo suficiente nuestro interior para que se convierta en un buen hábito y para que por consecuencia pesen más los eventos positivos.

Como muchos en los ultimos tiempos, he procurado estar más atenta a la señales de cambios importantes ya sea universalmente o en nuestra sociedad inmediata,,, empezamos a integrarnos en círculos de unidad para prepararnos espiritualmente en este ciclo que está siendo trascendental para cruzar hacia la Era de la Luz que está por comenzar. Estamos parados en uno de los momentos históricos más importantes para la humanidad y veo con buenos ojos el crecimiento de masas que cada vez se compromete más para influír positivamente en ésta transición, renacimiento, transmutación, cambio de piel y despertar de conciencia.

Los Mayas son nuestra mejor referencia como civilización y como visionarios. Ellos se refieren a estos tiempos profeticamente con mensajes como estos: Serán tiempos de cosmovisión espiritual, las relaciones se establecerán a partir de los puntos de unión y no de separación, los hombres serán flexibles, y buscarán la paz. Estos cambios ocurrirán en todos los niveles, físico, mental, y espiritual, y a todas las escalas, individual, familiar, comunal, planetaria, y galáctica. La mayor transformación ocurrirá cuando se comprenda al universo como un proceso de evolución eterna de la conciencia de los seres. 

Esto traerá respeto por la conducta de los demás, y acabará con los prejuicios, se comprenderá que todas las experiencias conducen inevitablemente, a una mayor armonía. 

Coexistimos en distintos niveles de evolución, cada ser humano pasamos por distintos cambios, unos se demoran más que otros, pero todos llegamos al mismo sitio. Todos parecemos tan diferentes pero somos iguales porque nuestra esencia tiene un mismo origen. Nos representamos distintos unos de otros porque tenemos diferentes tiempos para la comprensión.

 Ascendemos de nivel con la comprensión que resulta de la experiencias de cada vida, los hombres no son iguales, porque viven en diferentes sociedades con distintas culturas, y porque su herencia genética es distinta, lo que genera diversas creencias, varias maneras de percibir el universo y múltiples características físicas, pero todos tenemos la misma esencia del ser y vamos en un viaje espiritual que nos está llevando naturalmente hacia los roles que nos ha tocado participar.


Los Mayas creían que el hombre está formado por 3 cuerpos en constante vibración situados en distintas dimensiones, el cuerpo físico, el mental, y el espiritual. El cuerpo físico es temporal, está formado de materia en constante transformación y movimiento, la materia está organizada y animada por el espíritu, para dar lugar a la vida, donde puede tener experiencias con la forma y comprender la creación, se desorganiza con la muerte volviendo a su estado original, el cuerpo astral donde está la mente, es temporal, desaparece después de la muerte y se encuentra en una dimensión superior a la física. Es lo que define a la personalidad del individuo, generamos una forma de energía en vibración a distinta frecuencia producida por la emociones, sentimientos, pensamientos, y eventos de la vida. 

Mientras más vibraciones bajas y densas como el miedo y el odio se experimenten en la vida, más baja dimensionalmente se encontrará su mente, pero por otra parte, mientras más momentos de alegría y paz se hayan vivido, más alto se vibrará, esto ubica a la mente en una dimensión más alta, en cada reencarnación este ciclaje medio va aumentando, a medida que el individuo se vuelve más flexible, comprende mejor el universo y maneja niveles interiores más altos de energía, cuando el ser humano está en un estado permanente de vibración y paz interior, su conciencia se alinea con nuevas realidades y percepciones que corresponden a dimensiones más altas

Es la vibración del amor la que abre la puerta para la aparición del superhombre. El Universo en su sabiduría hace que el siguiente peldaño evolutivo sea sólo a través de la paz y la armonía. El universo tiene todo el tiempo, no tiene prisa, el hombre deberá continuar su proceso de reencarnaciones sucesivas, hasta encarnar en una vida en la que pueda subir al siguiente peldaño evolutivo, muchos son los llamados, pero pocos los elegidos, confirma que no todos los hombres llegan simultánea y automáticamente a niveles altos de energía interna, se requiere de un esfuerzo personal, y voluntad en la búsqueda de la paz interior, cuando se aumenta la frecuencia de vibración durante la vida, se logra nacer en la siguiente reencarnación por nivel de correspondencia en una sociedad más evolucionada, es decir, si el hombre no tiene paz interior, le corresponde vivir en una sociedad que no la tenga, hasta que por esfuerzo aumente su nivel de vibración y se haga correspondiente de otras circunstancias. 

El universo es fundamentalmente energía e información que vibra en diferentes frecuencias y fluye organizada en matrices a diferentes niveles, la mayor parte de la materia en la tercera dimensión está formado por agua, el 85 por ciento de nuestro planeta está formado por agua. El ser humano es básicamente agua, nace dentro de una bolsa de agua y el 95 por ciento de su organismo es agua, a través del agua se mueve la energía por todos los fluidos del cuerpo, las emociones y los sentimientos son energía, vibraciones en distintas frecuencias que se mueven en matrices interconectadas a diferentes niveles, la palabra es una forma de energía, una fuerza vibratoria, podemos emitir diferentes tipos de energía a través de la palabra, el amor es una forma de energía en una frecuencia alta, cuando nos sintonizamos con ella, es decir resonamos con ella estamos en paz interior y armonía. Si nuestro dial interior está sintonizado en una frecuencia baja, en una estado de odio o de miedo, eso es lo que se percibe, la conciencia del ser humano define la realidad por la energía que perciben sus sentidos, las percepciones de los sentidos, repetidas a increíble velocidad en el tiempo, son las que producen la conciencia, la materia es una ilusión que se produce en nuestra mente como resultado de miles de percepciones que conjugamos para armar la realidad, como un sólido continuo, cuando lo cierto es que todo es energía.

Pulsos vibrando a diferentes frecuencias cristalizan la luz en diferentes formas. La materia es luz que se ha densificado en una forma y en un rango de vibración que reconocen nuestros limitados sentidos. 

Todo lo que existe es luz, pues la oscuridad sólo se produce cuando la luz, en forma de materia se interpone entre el órgano sensor y la fuente de luz, como el día y la noche, aun cuando el sol nunca se apaga. Si el rango de percepción de los sentidos aumenta o si aparece un nuevo sentido, la conciencia se amplía, cambiando totalmente la realidad. 

Desde 1999 tenemos 13 años para saber que la realidad está más allá de los sentidos, vivimos una oportunidad única en 26000 años recibiendo una energía especial del centro de la galaxia, si comprendemos el proceso evolutivo eterno de la conciencia, podremos aprovechar esa oportunidad y quitarnos los límites auto impuestos, si decidimos abrir la mente y encontrar nuestra paz interior, seremos parte de los elegidos para transformar nuestra realidad, en un universo de paz y de armonía.

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