Respondo con los mejores deseos y mucha luz.

El tener la vida díficil que he tenido hace que me sienta muy afortunada por las lecciones aprendidas.

Que cierto es que cuando uno hace las cosas bien por añadidura la vida nos compensa.

Las historias de donde he estado y como he llegado hasta aquí, podrían significar algo menos que nada si no tuviese con quien compartirlo.

No sé cuantas veces te he esperado, a pesar de saber que otra vez no vendrías. Siempre me compensas en sueños rosas y húmedos.

Que manera más curiosa de hacerme sentir las mariposas, que manera más extraña de lograr que me sea leve lo que hemos carecido.

Me inundas por segundos para heredarme una estela fugaz. Con eso me quedo, con lo que me gusta de tí.

Así eres tú, imperfecto y encantador cuando te asomas a mi puerta, nervioso, inquieto, tímido y descarado, honesto, contenido.

Parece que fué hace siglos cuando te ví y sin embargo vivo en una extraña serenidad por saber que me llevo bien con tus ausencias porque no me queda de otra.

Tanto miedo para que, todo es tan simple, he aprendido a soltar cuando es necesario, ojalá te fueran más leves mis palabras y no te lo tomaras tan así como lo haces. La elocuencia ha suavizado mi forma de vivir.

Cualquier día te sientes inquieto por tu vida y tienes razón, haz lo que debas hacer para crecer y si no influyo en eso, no me invites, de cualquier modo me sentiré orgullosa de tí por perseguir lo que quieres.

He tomado asiento porque sabiendo que podríamos necesitarnos un día o tal vez no, lo que menos ocupo es preocuparme por eso, no es un buen momento para eso, me levantaré de ese asiento solo si la sincronía nos pone donde nos sobren los motivos en común.


No hay intención ventajosa, las palabras nunca serán absolutas, no tienen nombre y apellido. soy solo yo en algun lugar del mundo viendo al cielo y tú en algún lugar del mundo haciendo lo mismo.

A veces olvido sin querer, y otras veces olvido por mi bien.