lunes, 16 de mayo de 2011

Nostalgia por el Viejo Mundo

Extraño los acantilados,,, el Cantabrico,,, la ruta de Bilbao a San Sebastián manejando en carretera mientras sonaba en el coche Everbody´s Changing, de Keane

Extraño Lisboa y sus azulejos, el Río Tahoe y la caminata de kilometros que me aventé ahí por perder el último turibús del día.

Extraño las trampas que hacía en el tren de regreso a Madrid, para ir en un vagón de lujo, levantarme del asiento cuando pasaba el ticketero y regresar media hora después con una cerveza a cuestas que tomaba en la cafetería jajajaja.

Extraño el metro de París, esa escena en que sacaba de la mochila mi acordeón de 10 hojas escrito a mano para revisar conexiones y colores y así transbordar. Esa sensación de cenar sola en el Sena es de mis mejores momentos en la vida.

Extraño el acostarme en un camastro en el Jardín de las Tullerías y devorarme una lectura para calmar la tarde.

Extraño ese grito liberador que me aventé en el ocaso del mediterraneo en días de Barcelona. Mis caminatas por las Ramblas y sus puestos de tulipanes, llegar al hotel, llenar la tina y sumergirme en ella por un buen rato.

Extraño esa ilógica combinación de comer en el McDonalds de Versalles. Caminar en los jardines del Castillo llenos de conos verdes, caminar a un lado del Lago imaginandome las fiestas de María Antonieta.

En el Guggenheim del Bilbao ya me sentía como de casa después de regresar por días, y la noche que granizó saliendo del Museo de Bellas Artes de ésta ciudad fué memorable mientras caminaba, el casco viejo una hermosura, la comida del norte una delicia. Extraño los amigos en ésta ciudad.

No se me olvida la expresión de los lugareños en Toledo cuando saque de mi mochila, en el restaurante, mi salsa de chile habanero para acompañar un Entrecot jajaja :s


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